REIKI 霊気韜

Reiki, en japonés literalmente significa “poder espiritual, atmósfera misteriosa” es una práctica pseudo-científica considerada como pseudo-medicina complementaria y alternativa es decir, no científica, que afirma tratar de lograr la sanación o equilibrio del paciente a través de la imposición de las manos del practicante, canalizando cierta supuesta “energía vital universal”. Las pruebas clínicas realizadas no han encontrado ningún efecto positivo más allá del placebo. No obstante, en la actualidad se usa el Reiki como terapia en una pequeña minoría de hospitales y clínicas, aunque no se tengan pruebas de su efectividad. El Reiki no es considerado una religión por sus seguidores, pero, al carecer de base científica, puede ser considerado como una creencia.

Mikao Usui (monje zen japonés), fue quien afirmó haber descubierto esta técnica de sanación milenaria, tras alcanzar Satori (estado máximo de iluminación y plenitud) durante un retiro espiritual en el monte Kurama de Kyōtō hacia 1922, aunque no existe constancia alguna de la existencia del Reiki anterior a esta fecha.

Pero más allá de su aspecto supuestamente terapéutico, que el propio Usui aseguró haber descubierto por casualidad, el Reiki es una disciplina o camino espiritual ( en japonés, Tao en chino).

Mikao Usui empezó a enseñar los cinco principios al constituir Usui Reiki Ryoho Gakkai, en 1922. Parece ser que fueron obtenidos de un libro llamado Kenzen no Genri (Principios de Salud), escrito en 1914 por el Dr. Bizan Suzuki,  amigo de Usui, y forman parte de la filosofía Reiki. Sus practicantes los recitan una vez al día como si fuesen una oración o mantra, antes o después de meditar, y fundamentan su vida en ellos.

Realmente solo existe un eterno presente. El pasado es solo un sueño y el futuro depende de tu presente. Lo que somos ahora es el resultado de lo que fuimos antes. Lo que seremos en el futuro, será el resultado de lo que somos ahora. Por tanto, debemos tratar de mantener la mente en el presente, aquí y ahora, porque es lo verdaderamente real. Imagina que vas por la calle, absorto en pensamientos sobre el pasado o sobre el futuro y a tu paso aparece una gran bolsa llena de billetes de 500 euros. Es la solución a tus problemas pero pasarás de largo porque no la verás. Ni estas allí, ni estas aquí.

 
 

No me irrito: 

Los enfados y la irritación suelen tener origen en nuestras ganas de tenerlo todo y a todos bajo control. Cuando algo escapa a nuestro control, nos enfadamos. Y las ganas de tenerlo todo controlado, tienen su origen en el miedo. Como tenemos miedo, necesitamos controlarlo todo. Hay que aprender a relajarse y a confiar en los demás.

 
 

No me preocupo:

Preocuparse implica sufrir por algo que aun no ha llegado o que ya ha pasado. Lo cual es absurdo y nos hace perder mucho tiempo. Todos hemos actuado mal en el pasado, nos hemos equivocado y hemos hecho daño a seres queridos. Pero está bien, eso formaba parte del aprendizaje y en aquel momento lo hicimos lo mejor que pudimos, siempre tendremos nuevas oportunidades para hacerlo mejor. No deberíamos ser tan duros con nosotros mismos. Preocuparse por el futuro es absurdo, porque el futuro está sucediendo ahora mismo, cada instante puede ser el último y por tanto, debemos apartar el miedo de nuestras vidas y seguir luchando, confiando y jugando con las cartas de la vida, aprendiendo a fluir con el ritmo del universo.

 

 

Soy agradecido:

Ser agradecido es una virtud. Si nos acostumbramos a sonreír y agradecer lo que recibimos, el universo se complace y nos entrega aun más cosas, pero si recibimos y no lo agradecemos, pronto dejaremos de recibir. Nosotros mismos lo experimentamos, cuando nos entregamos a alguien ofreciéndole lo mejor, pero esa persona no nos da ni las más míseras gracias, al final acabamos por no entregarnos con el mismo entusiasmo y simplemente, cumpliremos con lo reglamentariamente establecido y poco más. No solo agradecer a las personas todo lo que nos dan, sino también agradecer secretamente al Universo todo cuanto nos ha sido entregado, cada experiencia, cada nuevo día, cada batalla que nos enriquece, debemos agradecerla, incluso agradecer los malos momentos, pues gracias a ello hemos crecido y llegado a este momento.

 
 

Trabajo con diligencia:

El trabajo personal de cada uno de nosotros es importante. Todos ocupamos un puesto crucial en la sociedad y el trabajo forma parte de la porción de energía que entregamos al mundo, para que funcione mejor. Debemos trabajar con alegría y tratar de hacerlo con el corazón, entregando lo mejor de nosotros mismos en ese trabajo para beneficio de todos. Pero este Principio va mucho más allá del trabajo laboral. Realmente aquí el Maestro Usui nos indica la necesidad de trabajarse intensamente por dentro, dedicar tiempo al estudio de las propias emociones y la mente, trabajarse a uno mismo intensamente para mejorar como persona y elevarse en las altas frecuencias de la Luz y el Amor, para así ser más feliz e irradiar esa felicidad en todas direcciones.

 
 

Soy amable con los demás:

Ser amable es una de las más importantes cosas que podemos hacer para ayudar a mejorar el mundo. Un rostro amable y feliz va irradiando Luz por la calle, mientras que un rostro enfadado e irascible, crea mal ambiente a su alrededor. Los budistas dicen que hay que cultivar el hábito del contento, ellos siempre sonríen a pesar de las adversidades. Una palabra amable puede alegrarle el día a alguien, generando así mucha Luz, pero una palabra cruel puede hacer sentirse fatal a alguien y hacer que genere mucha energía negativa.

 
 

En la práctica:

Además de los cinco principios, los practicantes de Reiki utilizan 125 Wakas escritos por el emperador Meiji y seleccionados por Usui Sensei, como complemento durante la meditación.

La práctica de Los Principios de Reiki forma parte de sus ejercicios habituales de purificación y crecimiento. Sus practicantes afirman que es totalmente recomendable por su facilidad y que produce profundos y beneficiosos cambios a quienes las observan y estudian.

La práctica del Reiki dice fundamentarse en un emisor o canal que, a través de sus manos o de otros métodos -según el nivel-, transmitiría el Reiki (fuerza natural que nos da vida) a un receptor que podría ser él mismo u otra persona, con el fin de, presuntamente, paliar o eliminar molestias y enfermedades. No obstante, dado que sería una energía universal, los tratamientos podrían también dirigirse a otros seres vivos como animales, plantas o a determinadas situaciones.